Eres todas las razones del amor. Cada sendero de lo que soy, lo inundo con la fuerza inmortal de tu alma en la mía. El amor no necesita de las fauces de la eternidad. En solo un instante la maravilla de la pasión logrará empujarnos hasta la mujer adorada, solo necesité de aquel momento para entregarte mi corazón de manera definitiva. Al quererte mi corazón alza el vuelo impetuoso de los cóndores, mayor compromiso del alma no podrá existir. Sentirte es viajas hacia el fondo de nosotros mismos, siempre te encontré en la música de los vientos; estabas asomándote en el paraíso cuando te descubrí en los ojos más preciosos que mundo conoció. Son tiernos como el amanecer, indómitos y trovadores que provoca besarlos hasta rasgar el infinito: ¡Oh, mirada dulce de princesa de la corte de las amapolas amarillas, desfiladeros de helechos son tus cadencias que me enamoran, me has llevado al dulce néctar de la felicidad, con solo el despertar de tu mirada, en ese pequeño instante todos los sentimientos se perfumaron del más grande amor…¡