Y agosto dijo adiós,
Febril, cabizbajo y, a punto de expirar,
se despidió de vos.
Y te dejó partir como quien no espera tu regreso,
como aquel que sabe que se apagaron los motores,
se cerraron las pistas y la radio calló.
Agosto te dijo adiós,
y una imaginaria bandera a media asta
desvaneció uno y mil sueños,
entre la realidad del “nunca más”
y el “ojalá volviera a ser”.
Mientras agosto decía adiós
los pájaros, entristecidos, detuvieron su aletear,
las nubes se perdieron en el cielo
y el viento se desvaneció en el mar.
Corrió frío por mis venas cuando agosto dijo adiós,
se acallaron las sirenas y el silencio fue atroz.
Y tratando de pensar, mi memoria entristecida,
no encuentra la explicación para tu pronta partida.
Y agosto nos va dejando, como nos dejaste vos.
Se apagaron ya las luces y tu risa enmudeció,
cuando cerraste los ojos,
cuando agosto dijo adiós.
María Elena García Giraldo
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