Esperanza
Como quieres que llegue a mí la calma
si con esos desaires y desdenes
le haces llegar tantas penas al alma
y en constante agonía me mantienes.
Que feliz podré ser en este mundo
si no gozo de la miel de tus besos.
Si en desconsuelos para siempre me hundo
y tu orgullo glacial cala mis huesos.
No habrá nunca salud para mi herida
ni fármaco que alivie mis congojas.
Mientras seas tan fría y desabrida
seré árbol infértil, seco y sin hojas.
Y si llega así a su final la vida
y en lo mundano no alcanzo consuelo
cuando a los dos nos llegue la partida
espero ansioso gozarte en el cielo.