Fue el desastre del deseo,
odio, rencor y celos,
destrozan cada paseo,
nos jodieron todos esos.
Fue tu orgullo,
yo ya lo perdí,
siempre tan a lo suyo,
yo siempre te quise a ti.
Perdí nudillos contra la pared,
en numerosos problemas,
siempre cagándola otra vez,
tú siempre rompiéndome los esquemas.
Fue tu mente tan cerrada,
la que provoca explosiones,
tú, mi chica mimada,
te quiero con tus abrasiones.