Amarte es querer a la creación de mi universo . Desde que mis ojos se asomaron en los tuyos caí rendido a tus pies, en aquella dulce mirada se dibujaron todos los horizontes imaginables. Fue descubrir al gran amor del que hablaron mis primeros cuentos, entre aquellos dibujos de imaginación infantil, iba creciendo el anhelo de ver cristalizada en la realidad a la enigmática diosa de los creyones. Por eso cuando te vi sabía que tus ojos eran el renacer de mis colores. Senderos encendidos con el fuego de tu hoguera; arden llamaradas que atizan el resabio de la noche. No existe instante en que no estés. El quejido del viento trae tu nombre desde lejos. Es el mismo coro celestial que escucho en mi alma cuando te recuerdo. Este amor ha desafiado al tiempo, cruzó el umbral de no tenerte al saberte dentro de mi; hechizo de amor eterno, que sigue impávidamente transformándome en un hombre dedicado a adorarte hasta que muera…