Cuanto anhelo tenerte conmigo
en esas noches solitarias.
Sentir tu cuerpo acariciar el mío en intensa llama,
y crear con la pasión, abrumadora hoguera
que el frió de la noche extinguir no pueda.
Acariciar tu rostro en la penumbra,
musitar tu nombre.
Explorar tu cuerpo centímetro a centímetro
cual corcel salvaje en la llanura.
Sustituir los gritos del silencio
con notas dóciles de una canción de amor,
con un suspiro, con una caricia,
con un beso, con un “te amo”.
Cuando llegues llenaré mis noches vacías con ternura
Te leeré un cuento, te escribiré un poema.
Dibujaré tu cuerpo con lápices multicolores.
Me embriagaré con el vino de tus labios,
y retrataré la luna posándose sobre tu pelo.
Te cubriré de besos, serás mi prisionera.
Te ataré a mi lecho, con cadenas de caricias
y de abrazos, y de besos.
Escaparte querrás nunca, de mis manos,
yacerás dormida a mi costado,
extenuada y coqueta, plácida y seductora
envuelta en sabanas níveas
bajo la luz de la luna.
Apresúrate, no te tardes
que la noche cae,
y yo te anhelo.