Araceli Vellber

TraiciĆ³n.

He probado el sabor de la traición,

servido en una copa marcada por tus labios.

He recordado el perfume de aquella noche de hace un año,

cuando todo nos parecía blanco sobre negro,

y el verano, calentaba el invierno

y nuestros besos eran profundos, largos y húmedos.

Lo peor de probar el sabor de la traición

es que no hay antídoto para el mal sabor de boca

y cuando todo se convierte en un camino eterno hacia la decepción

y en un laberinto de calles sin dueño,

donde se quedan las noches frías

y no despierto de este sueño,

escondiéndome detrás de las botellas de tequila.

Lo difícil, es ahora abrir la puerta y oler la casa vacía,

viendo todavía la cama desecha

y las sábanas húmedas de la tormenta

con tu camisa decorando el suelo

y las ventanas abiertas.

Lo fácil sería convertirme en serpiente y quedarme enrollado,

mudar mi piel en primavera

y esperar las puestas de sol para salir de casa.

Pero alguna puesta de sol,

me recordaría  a tus párpados, cuando esconden tus ojos

y entonces volvería aquella copa de vino marcada de tus labios.

Entonces es, cuando estoy dispuesto a cambiarlo todo,

por un beso,

un desayuno frio,

y tu mano en mi cuerpo.