Cuarenta es solo un numero
Y el tiempo es implacable,lo sabemos,
Aunque conocí unos pocos,
Dejame llorar por todos ellos
Supe de capuchas que escondían rostros
Porque los cobardes no podían
Ni mirarlos a los ojos.
De silencios degradantes, obligados
Y de cuerpos arrastrados,
Supe de ninfas brutales, asesinas,
Convertidas en fragiles libelulas,
Que desaparecieron sueños
Pensando que la muerte
Si es anónima,duele menos,
Pero no pudieron callar a los hijos
Que parian en su encierro.
Ni silenciar los grilletes
Que anunciaban el traslado
A las sesiones de infierno,
Algunos conocían los hechos,
Miraban horizontes sin sol
Y barriendo bajo la alfombra
Pensaban:algo habrán hecho.
Recorri arenas de desierto,recorri las
Arenas de tiempo
Y en todas ellas solo encontré recuerdos
Que olvidar
Mi rostro ya gastado no supera el paso
De los años
Mis pies,destrozados por buscar por
Caminos que nunca fueron recorridos
Mi mente imaginando un lugar por
Descubrir.
Mis manos arrugadas ya de sostener
Sueños imposibles
Mi alma arrebatada años hace ya,por
Perdida ya la doy
Pero noche tras noche sus susurros me
Hacen emprender el camino
Caminos que nadie recorrio jamas,
Porque son caminos que no existen.
Jose Ignacio Pontesta