Amé sin medida la vida,
Sufrí con angustia el amor;
Jamás me venció algún dolor
Mi fe fue por siempre sentida;
Jamás la esperanza perdida
Me hizo dudar del candor,
Sentí la pasión y el calor
De bella amistad compartida;
Viví con sinceros amigos,
Bebí y disfrute los placeres;
Estuve entre tiernos abrigos,
En medio de gratos ayeres:
Ustedes, mis nobles testigos,
Son jueces de mis pareceres…