Que te diga que te quiero,
son solo dos palabras.
Escucha el viento
susurrante esta noche;
descubre tu piel
al relente de la madrugada,
y deja a tu melena
jugar con ese viento,
que yo seré el aire
que tira del tiempo,
para convertirme en columpio
de tu sonrisa encantada;
que yo seré el rocío
virgen de la noche,
para humedecer tu cuerpo
con agua pura y clara,
y así demostrarte
en la eclosión de la naturaleza,
de la tierra y del cielo,
que no son sólo dos palabras
las que salen de mi boca
para decirte que te quiero...