Gaviotas en vuelos de kamikaze
rozan nuestras cabezas en busca
de sobrantes dejados por los turistas,
por olvidadas papitas fritas pelean
y helados botados por niños
una brisa del mar acaricia una playa
en el horizonte sin movimiento
una fila de pacientes petroleras esperan
la mano de ella bien agarrada
para darle seguridad
en la oleada de muchedumbre
mirando a ninguna parte
a través de gafas oscuras
La foto tomada en Scheveningen