Allá,
en un oscuro túnel,
me descifro.
Ideas sueltas
brotan sin control;
siento el odio y el amor,
me visto de víctima y victimario.
En algún lugar,
el ser,
ese gigante maravilloso
que alberga el infinito,
me guía.
Camino
soy silueta fría
que deambula por la existencia.
De repente,
el fuego me atrapa,
en mi interior
se queman las viejas pautas.
Escapo,
atrás dejo la fantasía
cubierta de apariencias.
El mundo,
ruleta peligrosa,
me invita a vivir.
Entre la tormenta vivencial,
un rayo de luz
separa los ideales y las tentaciones,
la locura y la cordura.
Un nuevo código de conciencia,
despertar de la existencia,
aclara mis emociones;
disfruto,
es la alegría de vivir.