OK no futuro.
Levantaron las ciencias de la programación ,
un bosque de columnas,
en cada uno de los labios,
sujetados cada uno con su dedo su silencio.
Llego a tiempo el futuro,
en el horno del presente ,
donde vivían las personas familiarizadas con el asco.
Los derechos del futuro estaban protegidos,
en un edificio vacío y lleno de negros charcos,
donde sonaba una llamada sin cables,
y donde no llegaba ningún aroma.
Fuera luchaban los hombres,
contra un programa intermitente de razón fija.
Y eran aplastados una y otra vez,
por un ejército de palomas que picoteaban la tecla de Ok,
para que se encendiera una bombilla,
sin saber que liberaban las celdas de las hormigas,
que pisoteaban las poleas que movían un gran ojo.
Y Un, dos, tres,
iban cayendo todas las cabezas,
Y yo pasaba el mes durmiendo,
mientras el mundo luchaba conmigo,
dentro de una naranja de metal.
Allí estaban también mis amigos,
que habían perdido el mes, el día, el año,
dentro de los plásticos.
Pero me discutían que no, que no, que no,
con palabras que no eran suyas.
Y un, dos, tres,
el mundo iba aparentemente bien,
menos en las Habana que iba del revés.
Dejando a parte el poema, quien iba a saber lo que significa para mi, costumbre que se suele practicar en muchos sitios donde se editan los poemas, si yo no cuento que estando hoy en unos servicios sociales llenos de gente acostumbrada al asco y la paciencia infinita, cuando han entrado unos amigos que trabajan donde trabajé yo el año pasado, en la ETT del pueblo, que los tiene un mes sin trabajar con contrato, y el tiempo que han trabajado lo han hecho en condiciones de horror y ruina, sin que ello les ayude a abrir los ojos.
Angelillo de Uixó.