Solo con mis penumbras
en las puertas del grito,
el llanto y la soledad;
que embargaba mi pecho,
cuando te ibas
sin un adiós
en un amargo momento.
Pero si una vez conocí la luna
con el amor frío y soneto lento,
ahora conozco un rayo de sol
que me calienta aun más
con inspiración y plenitud.