Alexander Cambero

Embriagante...

Embriagante paisaje de mi amor. Hechicera que condenaste a mis entrañas a estar atado a tus cadenas por siempre, rasgó al cielo donde escribí tu nombre con la tinta de la primavera. He derretido a mi corazón, para que entre los más cálidos besos, pueda navegar a través de tus venas. Besos embrujados entrelazados con tus labios de donde emerge el elixir de la vida. Caen como ráfagas deliciosas. Es la llovizna de caricias que se hunden en la tierra bendita de mi boca, relámpagos que cortejan a las nubes cargadas de aquellos besos que recuerdan a la luna. ¡Oh sembrad pasiones inmortales, hazme delirar en tus protuberancias arrancadas del confín de los rubíes…¡ Tomo la goleta del paisaje de tu rostro, amanezco en el óleo que hizo de ti la maravilla de la eternidad. Las olas son impetuosas cómo danzarines sobre una alfombra persa. Azul profundo que sea timonel de un destino donde solo cabes tú. Un viaje que vaya descubriendo todos tus tesoros hundidos en las profundidades del alma que me cautiva. Amor que no zozobra en la más hermosa de mis travesías, aquella en donde siento que tu perfume de mujer incomparable lo impregna todo. Diosa perdurable de los tiempos, dispara con los dardos del chispear de tu mirada...