Enjambre de bestias sueltan la rienda
entre los cuerpos calientes, llamean.
Hay un diluvio de estío, las bocas gimen,
los cuerpos encallan, se sienten, constelan.
Y los espasmos. Ah! febrilidad de éxtasis,
placer inmortal, inmortal amante de respiración agitada,
devorador en exceso, rasgador de vientres y almas.
Se acercan las bestiales caricias,
me acerco y con un casi silencio susurro:
\"Ah!, tu piel, condénsate en todo bella.
Ah! tu cuerpo, silueta del delirio, entrégalo
y que el impulso haga con nosotros
lo que el frío hace para saciar a los amantes
en entrega desencadenada, derrochando fuego y alma.\".
Devorémonos y que el crepúsculo
sea el invierno consumido en nosotros.
Ámame, para yo amarte aun mas con mis bestias,
sin dejar una rienda empuñada
Ámame para amarte oh! virgen de mi capricho
manía carnal del deseo y la pasión.