Siempre ocurre de la misma manera,
estás bien, hasta que dejas de estarlo,
suele ocurrir de repente, como las tormentas,
aparecen detrás de ti y yo sin darme cuenta
y vienen desnudas,
con la brizan del aire cubierto de amapolas,
con el olor de la tierra
y la mirada perdida,
yo acabo refugiándome en mi calavera
hasta que mis huesos se vuelven de seda.
Porque siempre acabamos hablando del tiempo,
pero nunca el que hace entre tú y yo,
porque siempre dejamos los besos fríos
y los labios húmedos,
será este invierno que ha puesto cerraduras a las puertas,
ha dejado los semáforos en rojo
y tiene la intención de permanecer mucho más tiempo.
Siempre ocurre de la misma manera,
y cuando sucede, siempre te encuentro desnuda,
encima de la cama con tu camiseta violeta
y la puerta cerrada,
entonces es cuando yo digo, hasta mañana.