Sucedía que te amaba demasiado,
demasiado conectado estaba mi corazón con mi alma,
quería encontrar una manera de hablarte,
pedir un deseo en el pozo de los sueños,
ver tu imagen junto a la mía en el espejo de la vida,
en el agua que corre en el río,
en el viento que pasa y baila entre las hojas,
en el aire que me alimenta de vida
y a la vez de fuerza para escribir y escribirte,
como aquel que amando tanto a la luna
le promete frente a su hermosura: jamás olvidarla.