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¡Ay, de aquél y que haga dolor en tu alma!,
bella señora mía que con amor me llenas,
en duelo y venganza llenas a mi corazón,
por caer tus lágrimas en señal y de dolor,
¡Ay, de aquél que haga sufrir a mi amada!,
que la venganza no tarda en llegar por amor,
cierro la mano en puño por hacer pagar,
y los dolores y temores de mi señora,
es la vindicta que penetra aquí en mi ser,
cuando miro los ojos de amada mía,
y están rojos del gran pesar que tiene hoy,
¡Ay, de aquél que haga sufrir a tu corazón!,
con golpes y espada hago temblar a aquél,
por vengar tu recuerdo amada mía.
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