Te estacionas en mi corazón y haces en él tu morada,
de mis pensamientos tu almohada,
de mis sueños, jardín de coloridas reminiscencias de aquellos días,
colmas de hilos blanquecinos las profundidades,
se excavan entre los jugosos muslos,
como cúpulas se levantan
y con halos de tu saliva sellas mis labios
y con ojos infinitos me dices lo que yo
ya no puedo con el habla.