Otra vez, después de la rojiza tarde... soledad,
Vuelve la penumbra, fantasmas en mis paredes,
Cual danzantes alrededor de nuestra hoguera,
Se apaga la flama como se apaga el sol
Y un concierto de grillos que se esconden.
Nadie llama, nadie viene, a quién le importa!
Mis penas son penas ajenas que no duelen,
El tiempo corre, lenta va cayendo la arena,
Como caen mis lágrimas de hombre.
Dónde estarás? Quién mitiga tus dolores?
Desechaste el fuerte abrazo y olvidaste
Que las penas se comparten, menos duelen,
Incrédula te fuiste con la tarde, bien sé
que no quisiste mirarme, temerosa
de no poder alejarte, al reconocer
que nunca dejarías de amarme.
-0-
Señor, tú que todo lo ves, que todo lo sabes,
Si no ha de volver, has que pueda olvidarme,
Mientras yo vivo para recordarle,
Y muero en cada gota que mis ojos derramen,
Aquí, donde a nadie le importa, donde sólo tú
Eres mi único y fiel acompañante!
(VOZDETRUENO)
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