Es tu recuerdo
trino acompasado
latiendo en mi memoria,
mi corazón se asombra
de no haber sucumbido
a tu abandono,
aún vives en mí,
como verbo inacabado,
vocablo infinito que expresa
lo que mi alma piensa,
cuando te veo en sueños,
de mis retinas resbalan
candentes gotas de fuego,
es el llanto que fluye del alma.
Cuando yo te pienso,
tu indiferencia implacable
me cubre de anhelo,
llena de muerte mis letras,
que yacen guardadas
en mi pensamiento,
que ya son como alimento
a la melancolía que me envuelve,
Te vuelves el sueño
que no quisiera soñar de nuevo
en los desastres de mi vida,
tu recuerdo me alienta
y aumenta mi empeño.
Cuando no te recuerdo,
son solo instantes de libertad
prohibida, inexistente,
me convierto en libro abierto
para los demás y carente
de escudo, lloro nuevamente,
en cada palabra que leo,
me permito verte y pensarte,
tanto que deseo saberte,
descubrir secretos que a nadie
contaste, solo a mí, tu confidente,
porque al contármelos, los escondías
de la demás gente, de los extraños,
secretos a veces tan inconsistentes
que sólo quien te ama podría descifrar.
Sólo un corazón atento,
una mente despierta,
correrán el velo de la memoria oculta,
mientras más te recuerdo,
mayores razones encuentra mi alma
para estar querer estar contigo;
entonces comprendo que en el plano
en que vivo de soledad y miseria,
mientras se consume mi paso en la tierra
es la distancia y la falta de apego
lo que me impide estar a tu lado.
seguramente la impaciencia
de nunca tenerte, el tiempo,
la ausencia, y la muerte misma,
serán asuntos irrelevantes
porque para un amor como el mío
¡Para nada… cuentan!