Te escribo con una tonta esperanza. Solía gustarme imaginar que sentías lo mismo… Quizá por tu manera de hacerme el amor.
Solo quería hablar contigo: Mi eterno cómplice.
Últimamente nadie me soporta. No me calienta ni el sol desde que no estas.
¿Será posible que este humillándome una vez más?
Te dije tantas veces que te amaba…
Es irónico sabes, jamás habría notado tu existencia.
Merezco este dolor, jamás te detuve y fue por esta razón: Te quiero.
Recuerdo tus besos, tus notas, tus ojos verdes, nuestras locuras, no puedo evitar sonreír cuando pienso en eso.
Desmiénteme que eras feliz a mi lado, hazlo, te lo suplico, hazlo porque estoy aferrada a que era cierto.
Sé que esta noche me atormentare por saber que estas en sus brazos y sé que mañana me volverá a pasar. Quizá con suerte algún día mis desvelos sean por algo más.
Te escribí para despedirme pero este maldito vicio de decirte que te quiero no lo puedo dejar, es mi gran defecto amor, tengo una estúpida fe en que un día vas a responder “Yo también”
Se feliz.