Aconteció el año pasado.
Un recital de tango y poesía.
Un día diferente en mi vida.
Diferente porque nuevamente,
después de un paréntesis
frente al público,
volví a estar.
Con esa sensación
de placer, alegría y emoción
que se siente
estando frente a espectadores.
Gran tarde de música nuestra,
y cantantes excelentes
de tangos de antaño,
sobre todo.
Con inclusión de poesía.
Fui elegido para interpretar
poemas de mi autoría.
Un día distinto.
Un nuevo día
de sensaciones
de felicidad que emanaba
de mi sangre,
de mi alma,
de mi sentir.
Cuando se está
frente a espectadores,
bien llamado público,
algo distinto se siente.
Volcar todos mis sentimientos
en aquella tarde invernal,
con un atril
y una carpeta
con mis poemas,
los cuales leyéndolos
los interpreté
con todo mi sentir,
que fluyó desde
lo más profundo de mi alma.
Una tarde distinta.
De mucha emoción
e inolvidable felicidad.
Una invitación muy especial.
Una aceptación
de mi parte.
Una nueva oportunidad
de estar frente al público.
Mi gran felicidad
de escuchar aplausos.
Es el regalo
más preciado
para un intérprete.
Fotos y más fotos.
Y yo, feliz...
Un día de excepción.
Una tarde de emoción.
Hugo Emilio Ocanto
03/02/2016