Somos maniquis tibios.
Criminales semiperfectos, arrugados.
Edades y números.
Estépas, glándulas secas.
Nace una pregunta difusa
y nos vuelve locos
como caníbales que resucitan
en brea salada.
Hay un laberinto enano
de verbena y sol naciente
su mano conspira asomándose.
Frágua trémula del amo amante.
No mirás el peldaño amarillo.
Preguntás si detras hay intimidad.
Ladra el instinto primitivo
por saber si desnuda estas.