Los depresivos de San Antonio.
¿ Qué sería de la vida sin los depresivos?
Una linterna con demasiada luz, una soga sin cabeza, preguntas con respuestas.
Apaguemos la luz para ver la sombra de Dios.
2 de Febrero del año 2016.
Voy subiendo la cuesta de San Antonio hasta mi casa y aparece Marica de la curva que me tira una piedra que me da cerca de mi pie. Me giro a causa de este hecho, y lo reconozco ante mí mirándome amenazante. No pasa nada- me digo- ya le pegué hace unos días y encima le puse una denuncia ante la guardia civil. El tratamiento para semejante ser vengativo, de temperamento femenino no fue positivo. Reflexiono sobre la falta de voluntad y la debilidad de la actual sociedad al permitir que semejantes criaturas sean alimentadas y cuidadas, en vez de dejar que perezcan. Los progresista son unos canallas que atenta contra la vida. También son femeninos.
Marica de la curva me acompaña por la cuesta, camina paralelo a mi con un cuter en la mano y en la otra lleva su pequeño perrito que juega junto a él, el animal me reconoce y quiere que lo acaricie. En el animal no existe ese espíritu venganza, está más sano que él.
breve historia para el lector de la causa de la persecución.
La compasión, ese error que cometí con él, error que solo me ha traído muchos disgustos a lo largo de mi vida de Santo.
Intente ayudarle , y por eso me quiere matar.
Si ,soy culpable, merezco este suplicio por ser demasiado humano.
Mi amor mal entendido hacia los infelices. Con todos los infelices que he tratado, todos me han confesado que no quieren ser infelices, en eso radica su infelicidad. Yo si quiero ser infeliz. Merezco la gloria.
Marica de la curva es un hombre con alma de monja. Vive encerrado, imaginando que algún día le llegará la gracia del cielo y saldrá de la pocilga que ocupa sin agua, ni luz, sin relaciones sociales, sin sexo, sin amor de nadie. Espera un montón de dinero y entonces se vengara de todos, arreglando su casa, presumiendo de riqueza y poder y llevando a cabo su venganza moral contra todos que caerán asombrado porque le ha caído del cielo un montón de dinero. Para llegar a ese estado de gracia hace penitencia, reza, da de comer a las palomas.
Mi relación con él empezó cuando se le fue la mano en la penitencia y casi se muere de hambre.
Me preocupé por él, medio conseguí que la gente se interesara en que le pasaba. Se le proporciono alimentos a través de cruz roja y cáritas, y esa vela que estaba casi pagada volvió a encenderse brillando en su corral.
Luego en sus galerías y soledades debió pensar:
Qué Dios te pague tu compasión.
Y cuando me veía me empezaba a gritar, a humillarme, y tres veces me agredió sin que yo me defendiera.
Hasta que al final me defendí y lo denuncié a la guardia civil.
Pero todo sigue igual. A veces, como cuando me acompaña amenazante su sombra taciturna,opino que debe ver en mi alguien que perturba su felicidad.
No, la linterna mágica que llevo en el bolsillo cuando la saco no alumbra en su compañía.
Hágase perpetua la soledad y la desdicha.
Rezar todos conmigo:
Amen por Marica de la curva.
2 de Febrero del 2016. ( un poco más tarde)
Carambola por la noche.
Ha llegado el ocaso y tengo tres perros que hoy no han paseado.
Venga amigos que nos vamos- les digo.
Subo la cuesta de San Antonio.
Las casetas a mi lado están vacías, asoman siniestras entre las hierbas susurrantes que me advierten:
Peregrino retrocede, que hoy es día de locura en San Antonio.
Pero los perros tiran con gran fuerza de la cadena,
y sale volando de entre el romero una perdiz.
La muerte- grito- seré asesinado por una perdiz.
Cualquier gesto, cualquier palabra, el vuelo de un gusano, el lamento de un caballo, el paso de un camello, puede alterar el pensamiento de los depresivos.
Pero ya es tarde hermanos, se ha abierto el telón y surge el rumano Tevas y su novia la loca de Espasmos.
Ambos están gritando:
Llamaremos a la policía por pasear a tus perros por nuestro camino.
No me la montéis- les suplico- soy un humilde peregrino.
Los perros ladran al verlos, Tevas el rumano suele al bajar de su casa tirarles piedras y pisarme los guisantes.
La función está montada.
Gritos, chillidos, aullidos, ladridos, en gran confusión y yo siento que me desmayo.
Al abrir de nuevo los ojos todo ha pasado, ha sido como un sueño.
Sin darme cuenta los tres perros han tirado conmigo arrastras hasta la ermita.
Veo lo ojos azules de Valquiria sobre mi cabeza, a Dardo y a Flecha.
Y los pinos bajo las estrellas, formando un círculo en la ermita de San Antonio.
Bajo están todas las casetas de San Antonio con su monótona existencia entre las sombras:
Los chiriguilis cantado, el que le pega a su novia, Tevas el rumano y Espasmos, Marica de la Curva rezando, los canis okupas haciendo un puente a mi contador.
Así día a día en el más inocente de los paseos.
Hágase la luz.
Angelillo de Uixó.