Fiel eres al susurro del viento.
Prometes desprenderte la boca.
Lo haces y un olor a caoba
bota los temores junto con tu ropa.
El vino se derrama en cascada de uvas.
Su pierna sostiene tu pierna.
Le arrancas la espalda de los caminos virgenes
como espadas baratas astillas creaste.
Piensas primero detras de su oreja
dejar tu aliento varado a su entrada.
Husmeas con la entereza del eco
cadenas carnales del gemido preso.
Pero la promesa se hace juramento.
Las bocas regresan.
Las piernas se estiran.
Los nervios gritan al volver ser escondidos