Extrañarte no es una opción
y te voy a decir justo porqué.
No es mi orgullo,
no tengo que demostrar nada a nadie,
ni a mí, ni a ti.
A veces desearía que fuese mi orgullo
así no me percataría del horrendo panorama;
sí respiras o viajas, o vuelas, ya no es mi tema.
No es el enojo porque no existe tal.
Confieso que me gustaría que este fuese
y entre cada roca volcánica que ha de derretir dentro,
justo ahí habría algo de ti.
Quizá mientras te odie a vapor te tendría en mi mente;
pero no hay rastros de ti, cómo sí no hubieses pisado esta tierra.
Me esfuerzo,
en verdad lo hago,
quiero tenerte en la mente y simplemente ya no se puede,
he agotado mis fantasías de reserva,
ya no hay más por inventar,
las que tenía las he imaginado una y otra vez.
Extrañaste no es una opción,
han ganado los putrefactos momentos que muertos ya están,
lejos, mal olientes y enterrados.
No son malos, sólo han expirado.
Ya no hay nada por recordar.
No es una opción,
un corazón que ha cicatrizado no vuelve a sangrar.
Esta vez no estoy dispuesta a volver a tomar el cuchillo.