Después de tantos siglos perdidos
me decido de una vez por todas
a dar un golpe en tu puerta.
Me arreglo el nudo de la corbata
y por enésima vez
cuento los doce claveles de mi ramo.
Abres
y tu sonrisa genial
hace vibrar mi vida.
El café, el coñac,
tu sofá relleno de hierbas misteriosas
tu alma cálida
tus ojos llenos de galaxias
tus piernas
me rindo.
Observo la noche salpicando tu jardín
mientras clavas tus pechos en mi espalda
ofreciéndome el paraíso para siempre.
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Dibujo: Ian Welden.