¡Buenos días, querida!
Te he extrañado mucho en estos días de tu ausencia.
Desde que no estás, la mañana es tan insípida como el café barato,
me encantaría verte con el cabello suelto y tu vestido floreado.
Ah, linda. ¿Dónde estás? ¡No lo sé!
En noches como las de ayer,
me gusta pensar que te encuentras en la inmensa noche,
te montas en una estrella o te cuelgas de la luna,
y ves lo inmensamente solo que estoy sin ti.
Ah, hermosa.
Y es que si supieras lo mucho que te extraño
como el perro extraña al hueso,
el viejo extraña la juventud en sus últimos días.
O una madre a su hijo,
entenderías lo que se siente estar sin ti.
Ah, querida, donde quiera que estés, ¡Diviértete!