No oscurezcas el tiempo en vanos parpadeos,
¡Mírame!
No pretendas que el silencio se haga polvo entre tus manos,
¡Háblame!
No condenes mis labios a pronunciar tu nombre ausente,
¡Escúchame!
No cohíbas la brisa al pasar por mi lado,
¡Tócame!
No te sumerjas en mi sudor,
¡Saboréame!
¡Hazlo!
Y si después de hacerlo sigues intacto,
¡Rómpeme!
Toma un trozo y luego,
¡Márchate!
Ni siquiera mires atrás,
¡Repárate!
Soy la cura,
¡Tómame!
Pero recuerda:
Soy una mezcla de azufre,
arcoíris
y polvo de estrellas.