De nuevo, como costumbre desperté algo ansioso,
muy Inspirado, desconsolado y melindroso,
con emociones centrífugas a discusión.
Sí, eres tú de nuevo, tú la mujer colorada
que con suave discreción te encuentras ya posada,
ya implícita en las mañanas con justa razón.
No quiero tras estos versos parecer cobarde,
porque existe motivo, y mi esterilidad arde
sobre la furia externa que causa ansiedad.
No es que no pueda o no quiera, es que no es el momento,
tengo que ser asertivo, quiero estar contento
y de rodillas te pido: Créeme, es verdad.
¡Es injusto!, es molesto, es demasiado estresante
no poder escapar a tu encuentro en este instante,
poder disfrutar de tu compañía, explorar
tus sentimientos, provocarte una dulce risa,
que me deslumbres con esa melena rojiza,
todo en ese orden y luego empezarte a amar.
Y sí, me exalto si en un lapso caigo en la cuenta,
de qué tu pálida ausencia se burla y atenta
contra todo lo que me debería hacer feliz;
como tu cabeza en mi hombro, tu piel en mi mente
y tus feromonas aferrándose al ambiente
combinadas con el humo de tenue matiz.
Solo me queda decir que en realidad espero
que me comprendas, falta poco tiempo, ya mero
fumaremos confianza y libres de todo estrés
tus ojos combinarán con tu hermoso cabello
y tal vez entre nosotros suceda algo bello,
que es lo que más deseo, pero Fer, solo tal vez.