El azul y la plata, rodeaban nuestro sueño celeste,
rodeaban tus risas, el fruto de los dos.
Cercanos en los bríllos,
entrelazados en el color del océano;
palpitábamos nuestros cuerpos
dejábamos caer la sed de un canto libre.
¡Oh, si, era un paraíso!
lo que ha nosotros reflejaba,
y era Venus nuestra plaza alumbrada.