A veces en la noche
oigo el aire que viene en oleadas
y pienso en esos días que dejamos pasar sin que ocupáramos
nuestro hueco en el mundo
y es entonces
cuando un sueño infinito me desnuda por dentro y te recuerdo
esbelta como un chopo, pura miel
de una liturgia antigua,
veo el alto esplendor de tus cabellos mintiendo quince años
y el paisaje
de un río siempre música.
Ah, los tiempos aquellos en que amar era un beso a cada instante
y el sol estaba lleno de amantes silenciosos.
Pero le tiempo y la lluvia siempre dejan
al mar sin argumentos
y esta noche
me acostaré también con la cancela franca
y el corazón a tientas:
no sé quien llegará, pero si acaso
me sorprende la muerte estoy seguro
de que tendrá tus ojos.