Hoy me siento vacio, sin luces ni palabras,
hoy me siento peregrino de tu cuerpo,
asceta de tus montes
nativo de tus selvas,
explorador de tus profundas simas
naufrago ante el embate de tus olas.
Hoy presento mis armas
ante el altar de tu belleza altiva,
desnudo, sin escudos ni corazas
ofreciendo mi pecho enamorado
y mi sable templado
ante el embrujo de tus divinos labios
y tu copa de fuego.
Hoy te ofrezco mi vida y mi futuro
mis recuerdos, mi sed y mi deseo
y me pierdo en tu cuerpo
buscando el manantial de vida eterna
que sacie mi boca
como un oasis que estalla entre las dunas
de tus muslos en celo.