Mi aliento desvanece,
mi alma se quiebra y mi cuerpo cede ante el peso de mi malestar,
ese malestar que tu ausencia deja aquí,
ese vacío que queda en este rincón,
ese en donde vivimos muchos momentos de pasión y diversión.
No insisto que te quedes,
porque se que me he vuelto un veneno tóxico que enfermera tu vida,
se que tu partida dejará a mi corazón en decadencia,
como mendigo que busca una guía,
no pediré caridad,
porque se que al final esta idea fue a mi a quien se le escapó.
Sin embargo mis días son incansables y mis noches de descanso,
de desaparecer por un pequeño instante se me van de las manos arrancadas por el viento,
imitando una bella flor que hoy de negro oscuro se tiño.