Oh, saetas azules circunden mi cielo. Abrid el infinito inmarcesible para que desde las colgantes estrellas, tu rostro renueve sus votos de caricias en mi. Plenilunio de simpar belleza que subyuga con su donaire. Este amor es un impenitente viajante por el planeta de tus ojos. Mundos que están llenos de cada fragancia de las que emanan de ti. Es un misterio quererte. Te he amado hasta dejar correr la última gota. Cada palabra la escribo buscando eternizarte; quizás este amor tenga la locura de los imposibles, pero desde que entraste a mi corazón el sueño se hizo perpetua peregrinación. He desandado en la lóbrega comarca de tímidos chispazos, y sembrando en los instantes me rebasa esto que siento por ti. Jamás renunciaré a llevar a este amor en la venas, nunca dejarás de protagonizar esta historia con claros de lunas, de pasiones que desbordan los limites de la razón.