Poeta sin alma

Tuyo

Nada tengo yo 
que sea solo mío: 
mi voz y mi silencio
ya te pertenecen, 
los dones sutiles 
que engrandecen mi ser 
y la gloria de resurgir 
de la ceniza de las derrotas 
pasadas, son tuyos,
la nube que me sigue 
en los días nublados,
la lluvia que refresca 
mi doliente pasado,
yacen en tu mano,
la sed que tiene el alma
de amar y ser amado, 
la abrasadora desnudez 
de mi mente cansada, 
el sueño que recurrente 
ilumina mi frente,
son ya de tu propiedad, 
la gracia de los cielos, 
el sol y su indiferencia, 
las horas de amargura 
que tanto y mucho fueron,
ya son parte de tu vida,
te adueñaste de las desesperaciones, 
de mis soledades, mis noches, 
me gobiernas con tus manos 
que saben oprimir las mías,
es tuya la voz que te nombra, 
el hombre que repite tu nombre 
con las ávidas miradas 
del modo que sólo mis ojos tienen.
Al fin tengo tu voz atada 
a la mía por el acento,
la certeza de saber que soy 
a quien me llamas por su nombre, 
de ser tuyo mientras los años pasen,
de ser el motivo del suspiro
que tiras al viento, soy tuyo,
el único hombre a quien amas.