Oh padre misericordioso
gracias por no haberme abandonado,
cuando pedi estuvieras a mi lado,
tu dulce mirada me acompaño
tu corazon al mio escucho latir,
a cruzar caminos extraños
tu mano mi sendero guio.
Gracias señor te adoro
estoy feliz por lo que me has dado,
si vez que lloro
es porque recuerdo
cuanto me ayudastes.
Si señor jamas olivdare tu nombre,
soy solo hierba que recorre la brisa
mi corazon jamas borrara la alegria,
de saber cuanto te adoro.
A.G. Beltran