Astucia que coge atajos
ensancha y ancla el poder,
y vuela por encima
más que por debajo de los pájaros.
Fuerza heroica con precedentes,
su contrato es llevar bien amarradas a las gentes,
listos, guapos, valientes,
soberanos, necios o indulgentes,
no importa
sean tercos o excelentes.
Todos se pierden bajo el sol naciente.
Crece el sueño dentro del árbol
y crece el abismo y lealtad a la muerte.
Crece el hierro caliente en la mano que adereza,
la fortuna de no ser nadie
ante el golpe fuerte y puño en la mesa.
Arde el suelo ambivalente.
Desterrar al emperador,
honorario de cantos negligentes
sucedáneo de una locura creciente
que se presta siempre a dolerte.
Pone tu cuerpo en el paredón
y aplaude la gracia de tu muerte.
Desde el augurio más negro
y el peor registro de sustento
se escribe siempre el mismo cuento
con tu persona en el honor
de ser protagonista muerto.
Promueve la agonía del pueblo sumergido
! Que huya el que aún no se haya ido!
Corran pobres e impacientes
año perdido.
Suerte de perdedores inocentes.