El conocerte fue corroborar la existencia de las hadas de los sueños.
A menudo reposa en mi cabeza la certeza que tu ser tiene la composición perfecta, una artística expresión de la belleza, una prosa sigilosa que se cuela entre mi mente y mis deseos de manera diaria, hermosa composición literaria que concibe tus palabras de amor, en especial aquella que están sujetas al verbo amar. Todo lo consigues cuando en mi mente escribes, el sutil idioma de la seducción.
Confieso habita en tu prosa la hermosa cadencia de la ternura, es una locura la cordura de tus besos, y esos gestos de tu boca. Que al besar provoca una embriaguez de pasión en la que pierdo la razon; pero en tus brazos quien la necesita.
\"Recita por favor tu poesía\", musita o grita cuando te haga mía que me amas. Proclama para el mundo o las galaxias, que soy el hombre que luchó ante lo adverso para anclar te a su cama.
Es estricta la métrica de tus caricias, que sin ser matemática ni aritmética. Suman y multiplican el placer en mi ser; dividiéndolo yó en partes iguales.
Enormes normas conforman el texto formal de tu elocuencia, versos, son tus besos, tus pechos estrofas que sin ser rosas perfuman mi lujuria.
Haciendo que me centre entre tu vientre, y me encuentre preso en el universo de tu ombligo, y con el genial gemido venido de tu adentro siento, adentrarme en un bosque de fantasía. Donde me reencuentro con la poesía.
Desde ahí sé, llegar con paciencia del punto a, al g, donde se por experiencia, se concentra lo exquisito, donde se extiende la progenie.
Mi mente ancía, cargar con tu compañía por el resto mis días.
Debería contigo ser sincero mi amada, si tu me faltaras; que hacer no sabría no sería nada.