Sergio Jacobo "el poeta irreverente"

UNA QUEJA

 

Ya sólo ruinas quedaron

de aquél amor que forjaste

porque (tú) nunca me amaste…

¡Por eso  ya se  olvidaron!

Que en mi piel tú penetraste.

 

 

Nada existe en mi camino

la aventura es cosa vana;

ya no hay para mí un mañana

-es tan cruel ya mi destino-

(que ni la lágrima emana)

 

Tu nombre     (¡ya lo he olvidado!)

[…] como olvidé tu traición

¡maldita…! Sea la razón

del por qué, (yo) te habré amado

si entristezco al corazón.

 

No te maldigo      -no puedo-

odiarte  me lo prohíbo,

quiera Dios que esté     –yo- vivo

para ver cómo le cedo

al destino tu castigo.