Te quedas amor, como cada día,
por qué aún ausente
te has quedado prendida
en el abrazo mas tierno,
mas largo, inacabable, atormentado
que mis brazos pueden dar,
te quedas en el atardecer
que cae en las colinas,
donde entre tus brazos
a veces dormía,
en esas tardes casi al caer
la noche te regalaba versos,
te cantaba trovador,
bajo el cielo estrellado.
Te quedas en mis palabras,
aquellas de amor que solo tú sentías,
en la canción que decía.
“Amor, no te vayas nunca de mí,
no me dejes sin ti, que no puedo vivir
un minuto tan lejos de ti…”
Te quedas en el minuto exacto,
en las horas, en las semanas
y en los meses, en el tiempo eterno
que contiene mi vida, en el sol
de mis días, en mi melancolía.
Te espero con el abrazo
que lo alivia todo, el mismo
que apaga un infierno calcinante
tornándolo en un destino tolerable,
Te quedas en una estrofa
de la trova que hoy te escribo,
en el verso triste, en la mente
de este insomne hombre
que al pensarte ilumina
sus noches negras,
estas en mi reproche,
en la insana lejanía tuya,
en la aceptación de vivir
noche tras noche sintiéndote,
Y con este pensar, y con ese sentir,
mi minuto de agonía se acaba
cuando victorioso logro
que te quedes mientras yo…
Te pienso vida mía.