Iba cansado,
coleccionando maldiciones,
arrastrando pecados,
con la conciencia hinchada
y las suelas desgastadas.
Iba rojo de ira,
sediento de esperanza
en mundo sin salida,
en un mundo sin luz.
Fui embestido por la pena,
dulce, amarga, traicionera,
fui jugando mal al poker
apostando la vida entera.
Salía de mi chistera,
opaca, desgastada,
el olor a whisky
de una borracha quimera.
Mi guitarra estaba muda,
mis manos no la conocían,
los males sedimentados
de mi cuerpo no salían.
Era la vida una mierda,
una llana porquería,
mas di la vuelta en una esquina
y tropecé con tu mirada,
no sé si de noche o de día,
sólo recuerdo las sonrisas.