A veces...
cuando florece la mañana entre las nubes,
detengo mis pasos...
es para dejar que el sol me abrace.
Es como sentir la ternura
de una caricia de otoño,
en la bondad infinita
de un beso en la frente.
A ella la amo
y cuando siento su ausencia en la gente
cierro los ojos...
y la imagino entre mis brazos,
quizá sea la manera que tengo
de sentirme siempre a su lado,
de notar su presencia infinita
en todas las cosas que amo.
Agradezco la luz que le das a mi vida
y el honor de tenerte a mi lado.
Agradezco tu ternura
en mi mas profundo frío...
y te digo a vos... Dios mío,
que la cuides,
eso es todo lo que pido.
Gracias por haberme mostrado
que a veces la vida
tiene valores distintos
cuando todo cuesta tanto.
Gracias por lo que vos me das
y lo que siempre vos me has dado,
por dejar que yo respire
su fresco aroma en mis manos.
Agradezco que sigas siendo mi ángel
en cada cosa que hago,
más allá de su propio cielo
y en todas las cosas que amo.
A ella la adoro
y no es que la haya venerado,
quizá sea porque con su nombre
yo me siento siempre a salvo
y en este infinito silencio
es cuando mas la amo.
Quizá porque me gusta
extrañarla en sus ausencias...
o es que soy un bicho raro.
Tal vez...
porque la quiero
y no la quiero demasiado.
Tal vez...
porque es la mujer mas sencilla del mundo
como todas las cosas que amo.