Cumplí cuarenta años cantándole al vendaval,
a la carne membrillo,
a las camisas sin ojal.
Al mango de un cuchillo,
y a los mangos del frutal.
Hoy cumplo años cantando a lo que existe
en nuestra humanidad.
Así, canto a mi Atleti, a las persianas, al azafrán.
Al mus, a las moquetas
y a las noches de San Juan.
A las letras de poetas
y a las letras del diván.
Cuarenta años cantando a lo que existe
en nuestra humanidad.
Y a los cuarenta sumaré,
en honor a la verdad,
otros años que me quedaré
sin cantarle a la libertad.
Sin cantar a la libertad.