Hugo Emilio Ocanto

Los ojos y la sonrisa de Amelia Bence -Relato-Homenaje-

Ayer, lunes, ha fallecido

una de nuestras legendarias,

bella y talentosa actriz

cinematográfica

de nuestro país:

Amelia Bence.

Su repertorio cinematográfico

ha sido extenso.

A los 101 años

se nos va de esta vida,

una mujer, una actriz

que nunca hemos

de olvidar.

Hoy recibirá sepultura.

Recuerdo haber visto

todas sus películas.

La guerra gaucha,

Alfonsina, Camino del infierno,

De espalda a la puerta,

A sangre fría, Danza del fuego,

Todo un hombre,

El pecado de Julia,

y varias películas más,

entre ellas, Los ojos más lindos del mundo.

Tengo un vívido recuerdo

referente a sus ojos.

En el año 1955,

pasaba por las calles

25 de Mayo y cortada Falucho.

Era un adolescente,

y ya fans de Amelia

como lo he sido

de todas nuestras

grandes estrellas

cinematográficas.

Pasé al lado de ella,

que se encontraba sentada

en un vehículo,

aparentemente esperando a alguien.

Supongo que al actor

con el cual representaban

en esa época

una obra teatral.

Se hospedaban en el hotel Castelar,

uno de los más famosos,

en ese tiempo,

de nuestra querida Santa Fe.

Como en esa edad de adolescente,

contaba yo con quince años,

no era tan cholulo

de los grandes intérpretes.

Solo pasé y la miré.

Percibió mi mirada,

y sonrió.

Se sintió reconocida, seguro.

Me enamoré de sus ojos

y de esa bella e inolvidable sonrisa.

Esa misma noche

fui al teatro Municipal

a verla representar

la obra Dos basuras,

junto al actor Miguel Bebán,

padre de Rodolfo.

Esa fue una de las

primeras obras teatrales

que presencié.

También filmó,

con el mismo título,

junto al actor Luis Prendes,

si mal no recuerdo,

intérprete de nacionalidad española.

En mi niñez, adolescencia,

en mi mayoría de edad,

y ahora, en mi vejez,

he sido y soy,

un fanático

de las estrellas

nacionales e internacionales.

Cinéfilo, desde niño,

contando tan sólo

con siete años.

Después, el teatro...

Por eso, mi vocación de ser actor.

Pienso en las actrices

y actores nuestros

y del mundo

que ya no están

entre nosotros,

y siento en mi corazón

una gran pena...

como si todas y todos

pertenecieran a mi familia.

Ídolos que nunca dejarán

de existir en mi vida.

Con este breve relato,

he querido hacer

un humilde homenaje

a Amelia Bence, una de las MÁXIMAS

de la cinematografía.

Adiós, bella mujer...

la de los ojos

color verdes violáceos.

 

Hugo Emilio Ocanto

09/02/2016