Carlos Brid

LAS HUELLAS

LAS HUELLAS

 

Yo camino los parecidos mares que pisan los del norte

en toda América la frescura siempre es de mañana

de la estación tranquila, de las voces temblorosas

y en ese caudal de sangre yo me parezco y me miro

con la turgencia de las corolas de fuego , en los cordeles

que nos atan al mismo derrotero y al ímpetu de ser.

Y en el humo de las aldeas yo resplandezco y me siento

como una hoja que quedo protegida de la oscura noche,

de  la larga noche del invierno que aquí en el sur nos duele

y nos deja los colores sumergidos y húmedos esqueletos

para que no nos olvidemos que los verdes profundos,

los aromas, la majestuosidad de los alerces de los Andes

la música del pan y el idioma de la savia que se perpetua

son efímeras olas del sueño de los dioses y de sus flautas.

Y nosotros somos diminutos seres del barro de las minas

Y cuando se nos arruga el día, cuando el beso busca a tientas

cuando el silencio se hace llovizna y buscamos el abrigo

en las cuevas  y danzamos evocando rostros de luto

cuando las brujas están lejos y la fogata se hace muros

despertamos el mismo sueño, la misma repetida llama

con la fuerza  de la brisa sacándole brillo a los pinares

y mas pisadas sobre las arenas que han pisado los ancestros.

Carlos Brid

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