El nazi estepario: teatro de títeres de la CNT.
La libertad pierde su valor si no se le pone a prueba mediante pancartas atrevidas y bajo una inspiración que desafíe el orden moral de las fuerzas de seguridad.
Este era el argumento de una obra de teatro representada en Madrid hacia tres días de la que todo el mundo hablaba , y a mi me desconcertaba mientras subía lentamente y abatido por la cuesta de San Antonio a mi casa. Casa por decir algo, aunque que no era más que un frío descampado de ladrillos mal amontonados con restos de porquería por todas partes donde se representaba lo más bajo de toda la sociedad de vall d úixó la que yo el protagonista principal. Caminaba leyendo la critica del ABC calificando dicha obra con las siguientes palabras:
Los anarquistas han encontrado una nueva arma para teñir España de rojo”
Junto con la critica a la reseña literaria estaba la opinión del editor del diario felicitando a las fuerzas de orden y del juez por haber metido en prisión a los que representaron dicha función teatral que a día de 9 de febrero llevan tres días detenidos.
Tenía algo de irreal en la noticia, y sin saber muy bien el motivo me acercaba a la detención que yo mismo sufrí hacia algo más de dos años por una obra de teatro que también fue muy duramente criticada en la prensa y en la televisión. Sobre todo por el psiquiatra de antena tres del programa espejo publico. Aunque claro, había diferencias. Los detenidos se trataba de miembros de la CNT ,y yo pertenezco a la CGT. También temática era muy diferente.
Mi obra por la que me detuvieron y destruyeron mediante censura se titulaba:
Lo que lee Dios en mi corazón.
De repente, mientras leía la noticia mi corazón empezó a palpitar , y mi frente a sudar mientras mis piernas temblaron súbitamente en medio del camino hacia mi casa. Una angustia recorría mi garganta cuando escuché una gran frenada que llego a un centímetro de mi cintura. El periódico cayó sobre el capo de una sea íbiza rosa.
Mi atención se clavó en su única ocupante, una hermosa monja de 22 años que bajó la ventana y me gritó:
Mira por donde vas nazi estepario.
¿ Qué quieres? ¿ violarme y quemar el convento? verdad, nazi estepario.
Sentí una profunda cólera al escuchar estas palabras. Al acercarme a la ventanilla del coche para que pidiera disculpas la monja, esta sacó un sobre que deposito en mis manos. Su mirada profundamente verde era muy hermosa, y bajo la cofia pude reconocer el bello rostro de mi vecina Sor Lurdes.
Miré el sobre y lo abrí. Dentro había una instancia del ayuntamiento de Vall d´¨ Uixó y las hojas de la obra empezaron a volar. Solo pude retener una donde estaba escrito con letras góticas:
Titiriteros de la CNT: solo para nazis esteparios.
Al levantar la vista , el coche había desaparecido. De las casetas sobre el talud donde se agolpan las míseras viviendas de san Antonio fueron apareciendo rostros oliváceos que daban palmas y me observaban con odio criminal.
La figura de un caballo y un jinete se acercaba. Sentía los cascos del animal que no tardo en aparecer junto a mí.
Heredía primo. ¿ qué haces aquí?- le pregunté.
Salgo en la función- me respondió alegre sacando de las alforjas una metralleta, un tricornio y una máscara.
Toma primo-añadió dejando el arma, el tricornio y la máscara en mis manos.
Luego empezó a sonar una música de mariachis .
Heredía con una sonrisa se despidió de mí saludando los mariachis que bajaban por la cuesta. Estaba Felipe que iba con un trombón, Alfonso que tocaba la tuba, Barrionuevo con una trompeta.
Esa música oscurecía mi animo y contrastaba con las canciones alegres de unos niños que estaban haciendo una excursión. Subían del colegio de la Asunción a ver la obra.
Cargué mi Ak- 47 tras ponerme el tricornio la máscara de nazi estepario. Me dirigí hacia ellos seguido de los mariachis abriendo fuego contra los niños que iba cayendo a un prado de amapolas.
Al final solo quedaba la profesora, una burguesa progresista que estaba llorando por mi.
me preguntó mientras que quitaba la máscara, el tricornio y pasaba su mano por mi cabeza rapada:
¿ no tienes hogar ni quien te quiera, verdad, nazi estepario?
Yo, muy afectado por sus palabras me desarme.
tiré el arma al suelo rompiendo llorar a sus pies susurrando:
Soy un pobre desgraciado. Si te contará mi vida-
una luz blanca iluminaba la escena.
La guardia civil apareció.
Felipe, Barrionuevo, Alfonso desaparecieron con su música a otra parte.
Un agente me tendió una cuerda y muy amable me dijo:
tienes que hacerlo nazi estepario.
Cogí a la profesora progresista y le quité el suéter dejando sus pechos al descubierto.
Ella muy amable me entregó la mano y señaló un árbol:
Ese, ese- lanzó unos alegres chilliditos emocionada.
Coloqué la soga por su hermoso cuello y la lancé por la rama. La maroma cayó al otro lado y tiré de ella con fuerza ahorcando a la profesora que pidió a los niños que aplaudieran a la función.
Angelillo de Uixó.