El celibato jamás le cayó bien a mi juventud.
De alma libre, de espíritu endiablado,
Ella se marchita en este cuerpo desolado,
…Somos tan frágiles estando solitarios.
Miro mi interior…simplemente, te has ido,
Esas notas frescas…esas con las que te hacias tan mia,
Juntos fuimos dioses. Te llevaste el alma mia,
El orgullo no puede lo que el recuerdo trae hoy día.
Y me siento “tan solo” en este mundo, “tan solo”,
Que yo “tan solo” me conformo con tu silencio,
¡Oh Dios mio!, que “tan solo” me conformo con tu recuerdo.
Pero mis huesos están “tan llenos” de recuerdos,
¡Que de costumbres el espíritu no vive¡
¡Señor¡ ¿Podrá ser la vida más corta que el olvido?